En su sentido más simple, es cuando un usuario logra interactuar, es decir, adquiere poder de decisión y control sobre la manera de recibir el mensaje.
Este tipo de publicidad trata que el cliente adquiera una buena experiencia del propio producto o de la idea que la empresa o marca desea transmitir.
De esta manera, destaca de los demás competidores, la intención no es otra que convertir al espectador pasivo en activo.
Logrando conseguir que no se le limite únicamente a leer o mirar los anuncios que se le presentan, sino que participe e interactúe activa y continuamente en la acción publicitaria.